Este blog, modesto cuaderno de
viaje enológico, nació recientemente con la humilde ambición de permitirme
expresar mi disfrute por los vinos que me emocionan, que descubro y que me
transportan cada vez que puedo beberlos. Inevitablemente, ciertos estilos o
zonas serán mas frecuentes que otras, ya que son los vinos que me transmiten
verdadera pasión. Y entre ellos no puedo dejar de mencionar los vinos mas
injustamente infravalorados a nivel mundial, de personalidad inimitable, que se
encuentran entre los mejores del mundo: Los vinos de Jerez
Antonio Barbadillo Mateos carga a
sus espaldas con uno de los apellidos mas ilustres del marco. Sin embargo, hace
tres años se desvinculó de la histórica bodega familiar, pero alguien tan
relacionado con los vinos de Jerez como Antonio no podía mantenerse lejos de
ese mundo. Y emprendió junto a su esposa y sus hijos un nuevo proyecto, que
avala con su propia firma, SACRISTÍA AB (si observáis con atención, el logo en
la etiqueta, con forma de barricas, forma las letra aB, y es diseño de su
hijo). Con su amplio y apasionado conocimiento por los vinos de esta tierra, su
idea es seleccionar las mejores barricas, de diferentes bodegas, a las que
embotellaría bajo esta marca para sacarlas a la luz, algo parecido a lo que hace
el Equipo Navazos. Tesoros escondidos de una zona con una tradición y estilo
imposible de reproducir. Antonio, natural de Sanlúcar, no podía dar otro
puntapié inicial al proyecto que no sea el del vino que más de cerca le toca:
La Manzanilla.
Esta en particular procede de la
mítica bodega Sanluqueña Sánchez Ayala, de varias botas que Antonio seleccionó,
con una edad media de entre ocho y diez años, decidiendo que porcentaje de cada
una iría a parar a cada saca, con lo cual en cada una de las mismas se deja ver
y sentir la mano, y sobre todo el gusto, de quien la firma.
El color de esta manzanilla es
ligeramente turbio, prueba fiel de esa tendencia que de a poco se extiende en
el actual resurgir de los vinos de gran calidad en Jerez, embotellar en rama,
término que hace referencia al hecho de embotellar el vino tal cual sale de la
bota, sin clarificados ni estabilizados u otros procesos. De reflejos
ambarinos, dorado, en este caso si es oro lo que reluce; nariz compleja,
intensa, punzante y rotunda; avellanas y multitud de frutos secos. Muy yodada y
salina, a mi juicio su principal virtud, es como un soplo de aire de mar, me
transporta a aquellas noches, pescando junto al puerto, en el atlántico...
ebanistería, con una nota de barniz muy elegante. Tiza, con la que Antonio
marcaba sus barricas preferidas, pero que proviene de esas albarizas
maravillosas. Muy bien definida, con todos los elementos que tipifican lo que
ha de ser una gran manzanilla.
La boca es
por el contrario muy sedosa y elegante, sorprende al ser muy sabrosa, untuosa,
pero ligera, amplia, fresca y marcadamente salina, con un gran final,
persistente, salino, algo amargante, de pieles de avellanas o almendras. Catada solo con una tapita de sardinillas, donde el aceite se fundía con
la salinidad del vino, en una amalgama
mágica.
En solo dos sacas, esta
extraordinaria manzanilla Sacristía de Antonio Barbadillo ya se afianza en el
Olimpo de los grandes vinos de Jerez. Esperamos ansiosos pues los siguientes
pasos de este proyecto, seguro que muchas alegrías están por llegar. 94/100.
Hasta la fecha puedo decir que es el vino que he bebido y que más me ha gustado de todos (lo que algunos dirían el mejor). Estoy incluyendo tintos, blancos, espumosos y generosos. Es una obra de arte.
ResponderEliminarBuenas!
EliminarPrimero que nada, muchas gracias por comentar.
La verdad es que disfruté muchisimo con esta manzanilla, me parecio fantastica, y crei que era obligatorio comentarlo. Como tu dices, una obra de arte.
Un saludo!